Guía Turística de Guadalest – Descubre la Joya Escondida

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Historia de Guadalest

Guadalest es una localidad con una rica e interesante historia que se remonta a los tiempos musulmanes. Las primeras menciones de Guadalest datan del siglo X, cuando era un importante punto estratégico en la defensa contra los ataques cristianos. El nombre Guadalest proviene de la palabra árabe “wadi al-lust”, que significa “valle de las nueces” o “valle de las avellanas”.




En 1245, Guadalest fue conquistado por las tropas del rey Jaime I el Conquistador, quien conquistó todo el reino de Valencia. Sin embargo, no fue hasta 1293 cuando Guadalest fue oficialmente entregado en feudo a Bernardo de Sarrià, un noble catalán que recibió el título de barón de Guadalest. Así comenzó un período de dominio de varias familias aristocráticas sobre Guadalest, que duró hasta el siglo XIX.




Tras la muerte de Bernardo de Sarrià en 1335, Guadalest volvió a la corona aragonesa, que lo vendió al infante Pedro, hijo del rey Jaime II el Justo. Luego Guadalest pasó a su hijo, Alfonso IV el Conquistador, quien fue el primer duque de Gandía. Tras la muerte del último duque de Gandía, Alfonso V el Sabio, Guadalest fue entregado a la familia Cardona, que recibió el título de marqueses de Guadalest en 1543.




La familia Cardona era una de las más poderosas e influyentes de España, poseyendo muchos títulos y dignidades, como los duques de Cardona, los almirantes de Aragón o los virreyes de Sicilia. Además, Sancho de Cardona, primer marqués de Guadalest, se casó con María Colón y Toledo, nieta de Cristóbal Colón, descubridor de América. La familia Cardona gobernó Guadalest durante más de 250 años, hasta 1699, cuando murió sin descendencia el último marqués, Francisco de Cardona y Colón.




Tras la muerte de Francisco de Cardona, comenzó una larga y complicada disputa por la herencia de Guadalest, que duró hasta 1740, cuando el rey Felipe V concedió el título de marqueses de Guadalest a la familia Ariza, que estaba emparentada con los Cardona. La familia Ariza mantuvo Guadalest hasta finales del siglo XVIII, cuando lo vendió a la familia Osorio de Moscoso, duques de Medina de las Torres.




En 1811, durante la guerra de independencia, Guadalest fue ocupado por las tropas francesas, que saquearon y destruyeron muchos monumentos y edificios. En 1812, Guadalest fue liberado por los guerrilleros españoles, que ofrecieron una feroz resistencia a los invasores. Ese mismo año, la constitución de Cádiz abolió el sistema feudal y privó a los marqueses de Guadalest de sus derechos y privilegios sobre la localidad.




En el siglo XIX, Guadalest se convirtió en un municipio independiente, administrativamente subordinado a la provincia de Alicante. En ese tiempo, otra familia que tuvo una gran influencia en el destino de Guadalest fue la familia Orduña, que fueron alcaides (gobernadores) del castillo desde 1669. La familia Orduña alcanzó la nobleza en 1756, cuando Pedro Antonio Buenaventura de Orduña y García fue admitido en la orden de Santiago. La familia Orduña también fue activa políticamente, ocupando varios cargos y funciones en la administración y el parlamento español. El último representante de esta familia, Carlos Torres de Orduña, murió sin descendencia en 1934.




En el siglo XX, Guadalest experimentó muchos cambios y eventos que afectaron su desarrollo y carácter. En 1953, se inició la construcción de una presa en el río Guadalest, que creó un embalse, suministrando agua a toda la región de la Marina Baja. La presa fue terminada en 1971 y se convirtió en una de las principales atracciones turísticas de Guadalest. En 1974, Guadalest fue declarado conjunto histórico-artístico, lo que subrayó su valor cultural y estético. En 2015, Guadalest se unió a la asociación Los Pueblos más Bonitos de España, que promueve y protege el patrimonio y el encanto de los pequeños pueblos del país.




Por lo tanto, Guadalest es una localidad con una historia rica e interesante que se refleja en su arquitectura, cultura y tradiciones. Al visitar Guadalest, se pueden admirar las huellas de diferentes épocas y personas que vivieron aquí y moldearon su destino. Guadalest no es solo un hermoso paisaje, sino también un testigo de la historia de España.

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