Historia de Segovia
Las primeras huellas de asentamiento humano en Segovia se remontan a unos 60.000 años atrás, cuando los neandertales habitaban las cuevas en el valle de Eresma. En la Edad de Bronce, en la colina donde hoy se encuentra el Alcázar, se estableció un asentamiento celta fortificado que sobrevivió hasta la época romana. En el siglo I a.C., los romanos fundaron una colonia militar en Segovia para controlar las rutas comerciales y estratégicas de la región. También construyeron un increíble acueducto que suministraba agua a la ciudad desde fuentes lejanas. El acueducto es un símbolo de Segovia y uno de los monumentos mejor conservados del antiguo Roma en Europa.
Tras la caída del Imperio Romano, Segovia fue conquistada por los visigodos y luego por los árabes, quienes la llamaban Šiqūbiyyah. Bajo el dominio árabe, la ciudad perdió importancia y empobreció. No fue hasta el siglo IX que Segovia recuperó su libertad gracias a la conquista cristiana, atribuida al conde Ramón de Borgoña. La ciudad comenzó un proceso de repoblación y reconstrucción, y también obtuvo privilegios y autonomía de los reyes castellanos.
En la Edad Media, Segovia se convirtió en un importante centro económico y político, gracias al desarrollo del comercio de lana, la producción de paños y la acuñación de monedas. En el siglo XII se construyó un nuevo castillo en la colina del Alcázar, que sirvió como residencia real y lugar de importantes eventos históricos, como la coronación de Isabel I de Castilla en 1474. En el mismo siglo también se estableció un barrio judío, que fue un centro de cultura y aprendizaje hasta la expulsión de los judíos de España en 1492.
En el siglo XVI, Segovia experimentó una crisis económica y social, causada por la competencia de otras ciudades, la caída de la industria textil y el conflicto con el rey Carlos I. La ciudad participó en la revuelta de los comuneros, que fue sofocada por las tropas reales en 1521. En el mismo siglo se construyó una nueva catedral gótica, que reemplazó a la antigua, destruida por un incendio.
En el siglo XVIII, Segovia recuperó parte de su esplendor gracias a la construcción del Palacio de La Granja de San Ildefonso por el rey Felipe V. El palacio fue la residencia de verano de los reyes y lugar de nacimiento y muerte de muchos monarcas. Alrededor del palacio se extienden hermosos jardines al estilo francés, adornados con numerosas fuentes y esculturas.
En el siglo XIX, Segovia fue escenario de luchas durante la guerra de independencia contra Napoleón y las guerras carlistas. La ciudad apoyó a los liberales y constitucionalistas, lo que le trajo represalias y pérdida de privilegios. En este tiempo también se comenzó a apreciar el valor histórico y artístico de la ciudad, lo que llevó a su renovación y protección.
En el siglo XX, Segovia experimentó cambios sociales y culturales, como el desarrollo de la educación, el turismo y la industria. La ciudad se convirtió en sede de la Universidad IE y de la Academia de Bellas Artes. En 1985, Segovia fue incluida en la lista del patrimonio mundial de la UNESCO, como ejemplo de la conservación del patrimonio histórico y cultural.
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