Convento de San Pablo en Cuenca
El Convento de San Pablo es uno de los lugares más encantadores y pintorescos de Cuenca. Se encuentra sobre una roca sobre el cañón del río Huécar, frente a las Casas Colgadas. Es un antiguo convento de los dominicos, que se ha convertido en un hotel Parador de Turismo.
La historia del convento se remonta al siglo XIII, cuando la orden de los dominicos recibió del rey Fernando III unas tierras en las afueras de la ciudad, para construir su sede. En 1523 se inició la construcción de un nuevo convento, que debía ser más grande y más suntuoso. Las obras del convento duraron más de cien años y fueron financiadas por los obispos, la nobleza y la ciudad de Cuenca. En el convento vivieron famosos dominicos, como Santo Tomás de Villanueva, San Juan Macías o el padre Bartolomé de las Casas. El convento fue también un lugar de encuentros y debates teológicos, filosóficos y científicos.
En el siglo XVIII el convento se reformó en estilo barroco, añadiendo nuevos elementos decorativos y artísticos. En el siglo XIX el convento fue confiscado por el estado en el marco de la llamada desamortización, es decir, la venta de los bienes eclesiásticos. En 1896 el convento fue vendido a un propietario privado, que lo transformó en una fábrica. En 1929 el convento fue recuperado por el estado y declarado monumento nacional. En 1936 el convento fue parcialmente destruido durante la guerra civil española. En 1940 se iniciaron los trabajos de restauración, que duraron hasta 1993, cuando el convento se abrió como hotel Parador de Turismo.
El Convento de San Pablo está actualmente adaptado como hotel Parador de Turismo, que ofrece habitaciones y servicios de lujo. Desde el hotel se pueden admirar unas vistas increíbles de la parte antigua de la ciudad y de las Casas Colgadas, que se encuentran frente al convento. El hotel está abierto a los huéspedes todo el año, y los precios varían de 100 a 200 euros por noche.